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La cultura del café

Publicado el 18 julio 17

La tradición cafetera está profundamente arraigada en todo el mundo, aunque existen diferentes métodos de preparación.

DE NORTE A SUR: EUROPA Y SU POLIFACÉTICA CULTURA CAFETERA

En el norte de Europa están acostumbrados a beber grandes cantidades de café, aunque en una forma algo diluida. Los fineses cuentan con el mayor consumo de café por persona, con preferencia por blends ligeramente tostados.

 

En Europa central —por ejemplo, en Alemania, Austria y Holanda— se prefiere un tueste medio.

 

Los franceses, españoles e italianos prefieren un tueste oscuro y, sorprendentemente, beben menos café que los escandinavos.

No importa cómo ni dónde: en todo el mundo, el café une a las personas y promueve la socialización.

MÁS ALLÁ DE LA HORA DEL TÉ: LOS BRITÁNICOS Y EL CAFÉ

Incluso Gran Bretaña cuenta con una larga tradición cafetera: allí es donde, a mediados del siglo XVII, se abrieron las primeras cafeterías, aunque también se servía té. Al principio, el té era muy caro y, por tanto, un privilegio de las clases altas adineradas. Solo hacia finales del siglo XVIII, con la bajada de los impuestos, el té llegó a ser accesible incluso a las clases medias y trabajadoras.

Aún a día de hoy, el té tiene mayor importancia que el café en Gran Bretaña, donde se honra la tradición del té de media tarde (“la hora del té”). Esto probablemente se derive del hecho de que la familia real siempre ha demostrado una especial predilección por el té. Pero, al parecer, incluso en Gran Bretaña las cosas están cambiando.

Un artículo publicado en el periódico London Evening Standard el 28 de junio de 2012 citó un estudio que afirmaba que el 45 % de los británicos atribuye un estatus social más alto al café que al té. El 70 % de los encuestados con mayores ingresos afirma preferir el café.

Sin embargo, en Gran Bretaña el café todavía tiene un largo camino por recorrer: los británicos consumen 2,3 kg de café por persona y año. Poco más de un tercio del consumo por persona en Alemania.

 

 

CON GUSTO: LA CULTURA DEL CAFÉ ITALIANO

Italia es el país del café por excelencia, donde el espresso es casi sagrado. Si usted simplemente pide un “café” en Italia, se le servirá un espresso.

 

El espresso se bebe durante todo el día, en pocos segundos, a modo de pequeño descanso, y normalmente en la barra.

 

De hecho, el verdadero espresso se bebe en dos o tres sorbos. Los que necesiten más cafeína pedirán un “café doble”, es decir, un espresso doble. En Italia, el cappuccino se toma tradicionalmente solo en el desayuno, normalmente acompañado de algo dulce, como un cruasán. La leche del cappuccino se considera parte de la comida, por lo que su consumo se evita durante el resto del día porque llena demasiado.

 

Los italianos prefieren el espresso en el almuerzo, la cena o incluso bien entrada la noche. Para satisfacer su amor por el café, los italianos consumen, de media, unos 5,6 kg por persona y año.

 

 

CULTURA DEL CAFÉ EN ALEMANIA

Los alemanes también tienen una relación muy intensa con el café, aunque la cultura del café en Alemania no es tan fuerte como en Italia. Todos beben café de la manera que les gusta, a cualquier hora del día, fuerte o suave, con o sin azúcar o leche, en una máquina expendedora o hecho por una moderna cafetera espresso.

 

En un año, los alemanes beben aproximadamente 6,7 kg de café por persona, lo que suma 160 litros al año, es decir, alrededor de cuatro tazas al día. Desde que las primeras máquinas de café aparecieron en el mercado en 2001, el café en monodosis también ha conquistado Alemania. Desde entonces, tanto en la oficina como en casa, muchos han optado por máquinas de espresso de cápsulas o bolsitas, que preparan un café excelente y fresco que puede satisfacer cualquier paladar.


LOS HOLANDESES Y LOS “KOFFIETIJD”

En los Países Bajos, los niveles de consumo de café son similares a los de Alemania: unos 6 kg por persona y año. Durante el día, los holandeses beben una gran cantidad de café: por la mañana para empezar bien el día, entre las 10:00 y las 11:00 durante el “Koffietijd” (pausa para el café), a lo largo del día para recuperar energía, así como en los momentos sociales en el trabajo. Por la noche, después de la cena, los holandeses a menudo beben un café de estilo americano.

 

De vez en cuando, se trata de un café con leche o un latte macchiato, que en Holanda se llama “Koffie verkeerd”, o “café al revés”, que describe su composición: en lugar de café con una gota de leche, es la leche con un chorrito de café. Esta bebida se sirve en vasos bastante pequeños, y es totalmente diferente de las tazas de café au lait francés.

 

 

CAFÉ AU LAIT CONDIMENTADO CON EL “SAVOIR VIVRE” FRANCÉS

Ningún otro país es tan conocido como Francia por su “savoir vivre”, el arte de vivir que, sumado a su pasión por el café, es un rasgo importante de su cultura nacional. Con un consumo anual por persona de 5,6 kg de café, el país del amor y la Torre Eiffel se sitúa en el rango medio de la comparación de consumo de café entre el viejo y el nuevo continente.

 

El café se toma principalmente en casa y se prepara con máquinas de café o con la cafetera francesa (cafetera de émbolo), una invención totalmente francesa que se remonta a 1900.

 

A pesar de la preferencia por un consumo más íntimo, las cafeterías tienen una larga tradición en Francia y se frecuentan a menudo. El café au lait se suele tomar ahí, acompañado de un cruasán o tostadas con mermelada. El café au lait francés es media taza de café muy caliente e intenso de filtro (o espresso doble), y media taza de leche, a menudo con espuma. El café au lait perfecto se hace vertiendo la leche y el café en un bol al mismo tiempo.

 

Durante el día, a los franceses les gusta disfrutar de un espresso (“petit noir”) o un café solo (“café noir”) a veces diluido con agua, conocido como café “largo”.

 

Y, a menudo, después de la cena se pide un café solo con coñac. El café granizado, un café dulce e intenso con licor de moca, es otra alternativa.

Hoy en día, la pausa para el café es un ritual que une a Europa y América.

EE. UU.: DE RELLENAR LAS TAZAS GRATIS A LOS BLENDS REFINADOS

A los estadounidenses les encanta el café. Tanto en restaurantes como en cafeterías le pueden rellenar su taza de café con solo un movimiento de cabeza.

 

Las grandes ciudades estadounidenses cuentan con más cafeterías que cualquier otro lugar del mundo. Ofrecen una rica selección de cafés: con leche, café frío, cappuccino, con vainilla... Más sabores de los que podría imaginar.

 

A pesar de ello, el consumo anual de café por persona es muy bajo: unos 4 kg menor que en los países del otro lado del Atlántico.

 

Una posible explicación puede ser que los estadounidenses no dedican mucho tiempo al desayuno, o que tienden a preferir la calidad a la cantidad.

 

De hecho, cada vez más cafeterías ofrecen a sus clientes blends refinados. A esto se le suma el consumo doméstico de cafés monodosis y el aumento extraordinario en los últimos años de la compra de máquinas de café de cápsulas o bolsitas.

 

En Estados Unidos como en Italia, beber café se ha convertido en un hábito cotidiano placentero e indispensable.

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