La excelencia requiere dedicación.
Es un desafío atemporal entre innovación y tradición,
un intercambio continuo entre pasión y dedicación.
En el tenis, como en el café,
todo es una cuestión de equilibrio,
la mezcla correcta de instinto creativo y control técnico.
Solo entonces la perfección forma parte de la vida cotidiana,
convirtiéndose en hábito, en un ritual,
pero, sobre todo,
en el placer de ser compartida.
Dedicación, tradición y excelencia son solo algunos de los valores que Lavazza comparte con los grandes del tenis, una pasión que la ha llevado a ser la única marca de comida y bebida del mundo en asociarse con los cuatro torneos Grand Slam.